SEVILLA, OCT 2016
De un día para otro estaba dentro del proyecto, de un proyecto muy grande sin ser consciente de los cambios que ocurrirían en mí y a los que, en un principio, me sentí obligada a realizar en menos de dos semanas.
Después de pasarme toda la vida trabajando con la necesidad de tener un suelo de linóleo, liso, limpio, acomodado para bailarines; me encontré con la posibilidad de trabajar en espacios reales, con muchos más volúmenes y texturas reales, palpables.
Empecé a descubrir las millones de posibilidades que podría encontrar con estos nuevos elementos del día a día, ya que estos elementos creaban un espacio concreto, con adjetivos e historias propias.
Por lo que entendí, me centré en introducirme en ese espacio de la forma más natural, tacto e intenciones reales. Quería desestructurar mi mente y cuerpo de bailarina de escenario y ser persona. Me puse objetivos en base a los principios básicos de la técnica de Ex-Nihilo:
- Mantener la energía desde el principio hasta el final del entrenamiento
- Coger más riesgo, confiar respirando, sintiendo y utilizando los apoyos
- Observar las direcciones que toma mi cuerpo sabiendo claramente de dónde parte el movimiento.
Así fue mi primer contacto con este trabajo, mucha información mental y física en muy poco tiempo. Más tarde, asentándolo todo, descubrí que a más intensidad, más “sin pensar” y “sin cuidar” lo que se hace; más de verdad y real es el resultado. Con este riesgo se convierten en posible lo imposible desde la razón.
Text & images : Lucía Bocanegra
Dancer participating in the SHAPERS project